
Descripción:
Germán Kucich: piano y dirección
Ariel Brínguez: saxo
Francisco López «Locke»: contrabajo
Juanma Barroso: batería
ON BUD, proyecto del pianista Germán Kucich, creado en 2018, está basado íntegramente en las composiciones de Bud Powell.
La figura de Bud es central en la revolución que supuso el movimiento del Be Bop en los años 40s y 50s del siglo XX. Este movimiento posee unas implicaciones históricas, sociales y políticas que van mucho más allá de las innovaciones rítmicas y armónicas que supuso dentro del lenguaje musical.
Desde la Revolución Francesa, arte y política se han ido entretejiendo hasta parecer dos maneras de hablar de una misma cosa y la libertad y la autonomía a la que ha de aspirar un ciudadano de pleno derecho desde entonces se ha comparado con la libertad con la que un artista trabaja con las reglas de su arte, e incluso se dota de reglas nuevas.El arte debía mezclarse con la vida y servir para que esta vida sea más justa.
Las vanguardias del arte occidental de los siglos XIX y XX vinculan sus audacias a la hora de desafiar los códigos y reglas impuestas por la autoridad de la tradición con la audacia que han de pelear los ciudadanos para gozar efectivamente de la autonomía que les supone el sistema liberal.
Las vanguardias europeas llevan este compromiso con la modernidad hasta las últimas consecuencias, tal y como podemos ver en la disolución de la tonalidad en la música o la abstracción en pintura, sin embargo, cuanto más se radicalizaban en sus propuestas artísticas, más se alejaban de las vidas de la gente y por tanto traicionaban el compromiso político de origen, además de encontrarse cada vez más confinadas en museos o auditorios, controladas por los estados y a merced del mercado.
Existe sin embargo una forma de arte que va a tener un origen genuinamente popular (siempre en los márgenes de la sociedad, dónde ya Baudelaire decía que únicamente podría encontrarse esa capacidad de transformación), que va conquistar al público a un nivel planetario de la mano de las nuevas tecnologías (la radio y los discos) y que será la única forma de arte que podrá presumir de haber desempeñado un papel tan fundamental en una de las luchas políticas por la autonomía más fundamentales desde la declaración de los derechos humanos, la de la lucha por los derechos civiles de la población negra en EE.UU.
El Be Bop resultará clave en este desarollo, ya que si bien el swing había conquistado ya medio mundo, todavía se movía dentro de unas estructuras clasistas y racistas y no se consideraba más que mero entretenimiento, hasta por los más bienintencionados observadores. El Be Bop hunde sus raices en Harlem, donde la población urbana negra va a autoafirmarse a través de una revolución en la forma de hablar, de vestirse y de tocar música que va a acompañar a su lucha para que los derechos que les asistían se hiciesen efectivos. Va a ser un arte tan sofisticado como el de las vanguardias europeas, igual de radical en su modernismo, con una exigencia técnica y de talento tan grande como el de aquellas, pero dotado de un lirismo, una capacidad emocional y de una comunión con su público del que las artes europeas ya carecerán. Sus actores podrán reclamar el mismo grado de respeto y admiración que los artistas europeos, siendo su virtuosismo comparable y su compromiso con la novedad, con la ruptura de reglas y esquemas, el mismo. Y además, con swing.
Es significativo el tratamiento de “genio” que se usará con las grande figuras de este momento, Parker, Monk o Bud. El Genio había encarnado desde Mozart, Beethoven y el romanticismo esta idea de creador radical y liberador.
Bud Powell, metido de lleno en la marginalidad de la que no podía escapar un artista negro en los EE.UU. de después de la segunda guerra mundial, en poco más de cinco o seis discos, muriendo a los 42 años y pasando largas estancias en internamientos psiquiátricos, siendo en palabras de su hija alguien bastante sencillo, feliz con una buena comida y con poder tocar el piano, fue uno de los pilares de esta revolución. Bud Powell es uno de esos fenómenos que, con muy pocas pretensiones, han cambiado la historia de la música en este caso, han hecho que miles de personas hayan decidido dedicarse a tocar el piano al escucharle y que millones de personas hayan sentido que la vida puede tener más sentido oyendo su manera de tocar el piano.
Este proyecto quiere reivindicar todo esto a la vez que volver a aprender de su música. Presentándola a cuarteto busca explotar más su capacidad melódica utilizando además en los arreglos de los temas algunos solos de bud lo que ayuda a generar otro desarrollo en los temas.